martes, 27 de diciembre de 2011

Historia de un cronopio en una caja

Lily tenía el pelo como la peluca de mis muñecas Pinypon. La misma forma, la misma estructura. Un casco de pelo perfectamente uniforme delimitaba su cara redonda y coronaba su simpática y pequeña figura. A mi se me figuraba como una mezcla de hada-gnomo cada vez que la veía caminar con pasos cortos por la galería del colegio. Era una mujer bajita, con voz tímida y aguda. Recuerdo como me llevaba de la mano desde el patio del jardín de infantes hasta la improvisada biblioteca del aledaño colegio primario (al que luego asistí) para prestarme libros. Como a muchos de los vecinos del barrio, le fascinaba que a los tres años pudiera leer correctamente e interpretar a mis personajes preferidos de los cuentos. Pero esto no hace a la historia que quería contar. Así que, hago un viaje temporal y me voy a mis nueve años, a la biblioteca pública municipal, paseando entre las estanterías. Mi papá, en el mostrador de entrada charlando con ella, Lily, que trabajaba (al igual que en el colegio) de bibliotecaria.
Caminé hacia el mostrador feliz con un libro de mitología romana en la mano. Ella me sonrió y le dijo a mi papá algo que cambiaría mi forma ver la vida para siempre: “Carlita es tan simpática, es un cronopio”.
(y ese fue el principio del fin o el comienzo de un fin o el fin del principio de muchos fines y principios y comienzos sin finales)
Y yo que era una nena que no podía dejar de hacer preguntas, pregunté sobre los cronopios. Lily me contó y así fue como terminé llevándome a mi casa el libro de mitología romana y el libro de los cronopios y los famas. Los leí a los dos y volví a la biblioteca llena de nuevas preguntas, no sobre mitología (ese era un tema fácil) sino sobre esas cosas que Lily afirmaba que se parecían a mi.
“¿Quién más es cronopio? ¿Cuántos cronopios hay en Balcarce?”… ella se reía ante mis tribulaciones y con una voz leve y para salir del paso (según entiendo hoy desde mi triste adultez) me dijo que no había muchos cronopios y que eran difíciles de encontrar. Yo seguía confundida y un poco atormentada por hecho de que quizás yo era el único cronopio en la ciudad. Eso era algo terrible. Me prestó el libro una semana más y yo me fui a mi casa a hacer lo único que podía hacer ante mi evidente cronopiedad y la falta de otros cronopios a mi alrededor. Una media verde manzana, botones, bordado y estuvo listo: mi nuevo amigo Cronopio.
Linda amistad la nuestra. Le presenté a mis amigos de peluche, le conté varias historias, paseamos en bicicleta, dimos varias vueltas en el camión con mi abuelo… hasta lo mordió mi perra y mi mamá me lo lavó con jabón en pan.
Yo estaba orgullosa de mi Cronopio. Por eso, lo llevé conmigo a la clase de literatura (a la escuela de arte a la cual me mandaban como complemento de la escuela “normal” para que no me aburra). Había que llevar un muñeco y representar en el escenario de títeres una historia. Felices asistimos mi Cronopio y yo y deleitamos al público con nuestras andanzas. No se si fue un ataque de ansiedad o de emoción, pero me separé de mi amigo y lo guardé en mi caja de útiles para irme al recreo a intercambiar papeles de carta con otras nenas.
Eso fue todo. Volví y no estaba donde lo había dejado. Hoy sé que quizás alguna nena me lo sacó, porque a decir verdad (modestia aparte) era muy bonito. Pero eso lo pienso de grande, con varios años encima e inocencias perdidas. En ese momento, no. En ese momento, lo busqué sin cansarme, sin desilusionarme. Lo llamé, lo pensé, lo soñé. En el fondo de mi corazón sabía que lo había traicionado. Lo había encerrado. Había encerrado a un cronopio en una caja (grave error). Lo dí por perdido. Me quedó la esperanza. La búsqueda se convirtió en espera de esa criatura que andaba suelta por el infinito y que era la única que me comprendía. En el fondo de mi corazón de frutillas creía que algún día, ese cronopio, mi Cronopio, aparecería en algún lugar perdido del mundo porque yo lo había creado y sobre todo, porque era mi amigo.


Esta es mi historia con los cronopios.
Casi nada cambió. Las palabras y las ideas no son de nadie, vuelan libres por ahí. Mutan, se ponen complejas, pero uno ve la línea ondulante sin dirección definida que van dibujando para nombrarnos y darnos entidad.
Lily me decía simpática. Ahora me dicen rara.
Carla es una chica rara.
Ya lo sé. Me di cuenta de eso a los nueve años en una biblioteca.
Fue la crónica de una soledad anunciada.
La soledad condensada en una esencia, en un rasgo, en una palabra.
Y esa palabra es cronopio.

martes, 20 de diciembre de 2011

Oceánides, otra vez


Al final
el simpático aullar de las olas
corrompe y mata
los sentidos del viento

lunes, 19 de diciembre de 2011

Vive


Corazón cobarde...
¿vamos a dar una vuelta en nuestro carrusel de mentiras?

martes, 13 de diciembre de 2011

Let it rain!


Agua y soy feliz. Lluvia y soy feliz. Si existen las vidas pasadas, en alguna fui pez (e hice burbujas de amor por dondequiera). Una vez, en el polideportivo de Balcarce (creo que tenía catorce años) estaba esperando el bondi debajo del alero. Llovía mucho. Había terminado de jugar al fútbol y estaba muerta de calor. Recuerdo que me saqué la remera y salí a correr bajo la lluvia. En corpiño y short de fútbol. Libre. Sin rumbo. Recuerdo los truenos, los charcos, las sierras cubiertas por nubes, los árboles que se movían, la gente que me miraba desde la galería. Me gané el título de desequilibrada. A mis viejos no les importó. Al resto de mi familia, tampoco. ¿A mi? Mucho menos. Pienso salir por Buenos Aires, a correr así una vez más. Seguramente me metan presa por exhibicionismo. Mientras tanto, practico bajo la ducha del baño. Con el short de fútbol y el corpiño puestos.

viernes, 9 de diciembre de 2011

Out of tears

El 9 de junio de 2011 después de escuchar la canción de los Stones, esto pasó por mi cabeza y lo escribí:


"Para todo hay un momento, un momento justo. Se sabe, se siente, es puro instinto... es ese y no otro. Son esas pequeñas epifanías de las que hablaba Borges. Hoy tuve una. No es fácil, hay que saber buscarlas, estar atenta. Y si el momento pasa, pasó y muere, ahi queda. El pasado no existe. Todo puede cambiar de sentido en un momento, con una sola imagen, una sola frase. Y entre el caos de incertezas que sacuden mi cabeza, algo sé, me conozco. Digo "adiós y buena suerte" y ahi quedó todo. Me voy sin nada a cuestas y sin mirar ni una sola vez hacia atrás."


Hoy, 9 de diciembre de 2011, puedo decir que esa profecía se cumplió.

Por algo la habré catalogado como epifanía.

Algo se quiebra adentro cuando esas cosas suceden.

¿Cómo estoy?

Nunca me había sentido tan fantásticamente inestable en toda mi vida.

martes, 6 de diciembre de 2011

Todo tiene que ver con todo


"And I will die, and you will die, and we all will die,
and even the stars will fade out one after another in time.
"

Melancholia de Lars Von Trier + Desoltation Angels de Jack Kerouac
(combo explosivo para volar neuronas)

sábado, 3 de diciembre de 2011

Cruzando historias





"Es todo el mundo, quiero decir. Todo lo que hace la gente es tan..., no sé..., no es malo, ni siquiera mezquino, tampoco estúpido necesariamente. Simplemente tan minúsculo e insignificante, y... deprimente. Y lo peor es que, si te vuelves bohemio o algo así de loco, sigues siendo tan conformista como los demás, sólo que de un modo diferente. - Se calló. Sacudió la cabeza brevemente, con la cara muy blanca, y por un segundo se tocó la frente; al parecer, más que para comprobar si estaba sudando, para ver, como si fuera su propia madre, si tenía fiebre -. Me siento tan extraña. Creo que me estoy volviendo loca. Puede que ya lo esté."

(Franny Glass / Fragmento de "Franny and Zooey" de J.D. Salinger)

Unas semanas atrás, les conté a mis amigos de teatro que cuando me quiero escapar del trabajo me encierro en el baño y no quiero salir. La gente que trabaja conmigo ya se dió cuenta de que hago eso pero parece importarles muy poco. Me justifican con esta simple frase: "Es que ella es una artista, no es normal". Cuando conté esto en clase, la Bruni exclamó: "¡Sos Franny Glass hija de puta!" (siempre tan pedagógica) y me mandó a leer este libro. Hoy ya puedo afirmar que los Glass son una familia amiga. Los conozco y se ganaron mi afecto. Eso si, leer los pensamientos de Franny, fue... un viaje terrible a un mundo se sensaciones vividas que a veces prefiero olvidar. Ella se encuentra en un bar con su novio Lane después de dos semanas:

"-¡Me alegro tanto de verte!- dijo Franny cuando el coche se puso en marcha-. Te he echado mucho de menos. Ni bien hubo pronunciado esas palabras comprendió que no las sentía en absoluto. De nuevo con un sentimiento de culpa, cogió la mano de Lane y entrelazó sus dedos con los de él cariñosa y estrechamente."

Nunca más estaré en ese lugar. Es uno de los pocos nunca que me permito sostener en mi cabeza que anhela la relatividad constante. "Perdoname, pero estás loca"... fue su argumento cuando parecía que todo se terminaba antes de empezar. Sin embargo, volvió y todo fue mágico. Vimos durante muchas noches el cielo de Boedo entre tangos y delirios. ¿Qué mejor que perderse en un amor sin definiciones?. No le conté casi nada de lo que soy. Él fue un enigma para las personas que me rodean, solo un nombre que resuena cada tanto. Hasta que llegó (lo que podría llamarse) el final melodramático. Una noche me escapé corriendo de un bar. Llovía mucho. Con mi piloto rojo, el rimmel corrido, ahogada en llanto en una esquina perdida de Villa Crespo lo miré y le dije: "¿Estás seguro de lo que me estás diciendo?". Él (que nunca negó su cobardía) no respondió. Yo me fui. Así como me fui ayer (después de pasar junto al grupo de amigos maravillosos que compartimos en común) cuando me preguntó por qué no me quedaba. No me di vuelta para mirarlo, no había necesidad de sumar una gota más de dramatismo.


Como Franny, nunca oculté mi locura.

Como varios, aún creo en que es posible "a love story in an absolut world".

miércoles, 30 de noviembre de 2011

Un lunes

Un lunes en una empresa un empleado falleció. Alguien imprime un cartel para dar aviso al personal. Los dueños mandan un mail de pésame. La recepcionista llega tarde y con resaca. La contadora come con culpa una galletita con membrillo. El gato quiere entrar al edificio pero lo echan. La señora que limpia chatea desde su celular escondida en la cocina. La máquina de café se queda sin agua. El jefe pregunta con timidez el saldo de los bancos. La secretaria mira con resquemor las manos del cadete. Alguien se fuma un pucho en la entrada. La pava eléctrica larga vapor. Un interno suena sin parar. Un chico se puso una gorra para no mostrar su corte de pelo. Los proveedores esperan en fila en la ventanilla de pagos. Un señor de traje está cruzado de piernas en el sillón. La auditora muestra las fotos de su perra. Una chica del segundo piso se queda sin Internet. El chico de sistemas no está en su oficina. Dos hombres discuten en el patio. Alguien saca plata de la caja chica para el almuerzo corporativo. La recepcionista pone la mesa. Una de las dueñas se retira temprano. Otra pide un adelanto de sueldo. El resto de los empleados pasa la tarde en un fingido estado de aflicción. Antes de irse, la recepcionista envía una corona de flores al velatorio en nombre de la empresa.

viernes, 25 de noviembre de 2011

Una carta de amor

Todo lo que de vos quisiera
es tan poco en el fondo
porque en el fondo es todo,

como un perro que pasa, una colina,
esas cosas de nada, cotidianas,
espiga y cabellera y dos terrones,
el olor de tu cuerpo,
lo que decís de cualquier cosa,
conmigo o contra mía,

todo eso es tan poco,
yo lo quiero de vos porque te quiero.

Que mires más allá de mí,
que me ames con violenta prescindencia
del mañana, que el grito
de tu entrega se estrelle
en la cara de un jefe de oficina,

y que el placer que juntos inventamos
sea otro signo de la libertad.

(J.C.)

martes, 22 de noviembre de 2011

Todo es memoria que vuela libre




Visité una ciudad con lagos.

Fui al cementerio de promesas.

Me acerqué a la orilla y dejé en libertad al recuerdo de lo que no fue.

Este es el momento exacto.

Estas son las palabras que acompañaron la ceremonia.

lunes, 21 de noviembre de 2011

Yo soy ANNIE HALL

A veces pienso en esa época, fue corta pero significativa. Ese tiempo de pelos largos, billeteras vacías y una habitación sin pintar. Había una foto fuera de foco, varias tazas de té a medio terminar (porque éramos hippies tomadores de té), listas de pendientes y una computadora al borde de la muerte repleta de .txt con proyectos inconclusos. Había un amor tan profundo que el aire era espeso. Se habían juntado mi querido oso Tito y su mantita de bebé. Era una de esas historias que parecían compartir un pasado más allá del tiempo y del espacio. Nacidos en el mismo año, con los mismos caprichos infantiles, nos dábamos unos abrazos interminables.
El calor de su pecho, el olor a Dove en sus axilas y en las mías, el pelo enmarañado. La guitarra desafinada, su voz desafinada. Mis cuadernos negros, llenos de misterios. El póster de una película que ya ni recuerdo. Un "Te amo" dibujado detrás de la cabecera de la cama con fibrón indeleble sobre esa pared gastada. Millones de cosas, muchas aventuras, mucho ego, mucho cariño. Esa sensación increíble de poder decir "de vos me gusta todo". El mismo brillo en mis ojos y en sus ojos, ese brillo de amor y de encanto, de orgullo casi fraternal, de locura rabiosa. Ese corazón que late como nunca.
Eso fue amor. Eso fue pasión. Eso para mi fue la vida.
Hoy ya somos burgueses, tenemos otras historias a cuestas. Nos volvimos oscuros cuando se nos voló la ternura. Hoy la misma habitación se llenó de tecnología, de cosas caras y caretas. Ya no hay fotos fuera de foco ni tareas pendientes. El aire es fresco, como debe sentirse el vacío. Y las paredes están perfectamente pintadas de color rojo, penetrante. Un color espeso, llamativo, fuerte… Quizás para que a aquel pequeño "Te amo" dibujado en tiempos de antaño no se le ocurra salir y recordarnos que por un momento, fuimos otros y fuimos felices.



(finalmente lo encontré. éramos tan jóvenes)

lunes, 14 de noviembre de 2011

Siempre hay cosas interesantes para decir sobre Nietzsche

"En algún apartado rincón del universo vertido centellantemente en innumerables
sistemas solares, hubo una vez una estrella en la que unos animales inteligentes
descubrieron el conocimiento. Fue el minuto más arrogante y más falaz de la “historia
universal”: de todos modos sólo fue un minuto. Tras unas pocas aspiraciones de la
naturaleza, la estrella se enfrió y los animales inteligentes tuvieron que morir. Alguien
podría inventar una fábula similar y, sin embargo, no habría demostrado de un modo
satisfactorio hasta qué punto el intelecto humano constituye, en la naturaleza, una
excepción lamentable, vaga, fugitiva, inútil, y arbitraria. Hubo eternidades en las que él
no existía; si vuelve a desaparecer no habrá pasado nada. En efecto, el intelecto en
cuestión no tiene otra misión más amplia que trascienda la vida humana. Es
simplemente humano y sólo su poseedor y su productor se lo toman tan patéticamente
como si los goznes del mundo giraran sobre él. Ahora bien, si pudiéramos ponernos
de acuerdo con los mosquitos, veríamos que también ellos se mueven por el aire con
el mismo pathos y que perciben en sí mismos el centro volante de este mundo. En la
naturaleza nada es tan rechazable e insignificante que, mediante un pequeño hálito de
esta fuerza del conocer, no se hinche como odre. Y así como cualquier mozo de
cuerda quiere tener su administrador, así el hombre más orgulloso, el filósofo, cree
que desde todas las partes los ojos del universo observan telescópicamente su acción
y su pensamiento."



( "Introducción teorética sobre la verdad y la mentira en el sentido extramoral" / F. Nietzsche)



Este sigue siendo, por lejos, uno de mis textos favoritos. Puede sonar snob, pero creo que quien no leyó a este gran pensador se pierde mucho. La verdad conlleva una mentira encubierta por el arte del disimulo del intelecto finito del ser humano. Somos lobos creadores, no vivamos como ovejas. Las verdades absolutas son para los cobardes; la justificación, su modo de supervivencia. Lo que llamamos "realidad" no es más que un cúmulo constante de exitaciones nerviosas que nos estimulan... ¿para qué restarle intensidad? La vida es una sola y dura dos minutos. No lo dije yo, solo me hago eco de sus rockeras palabras.

viernes, 11 de noviembre de 2011

The five steps of the strangeness

Hello, stranger...
así comienza
uno más uno
un mismo lugar.
Hello, stranger...
la caminata fresca
el roce de una mano
ya somos anécdota.
Hello, stranger...
palabra insólita
pasiones encontradas
un abrazo vespertino.
Hello, stranger...
fuera de hora
extrañarnos sin razón
fin de lo casual.
Hello, stranger?

miércoles, 9 de noviembre de 2011

Corazones valientes




( cortesía de Vv, dueña de un hermoso carrusel )

martes, 8 de noviembre de 2011

Más dos que nunca

"Eros es un dios celoso. Quien ama quiere poseer, quien ama quiere conservar, y para sí solo. ¡Si ella es feliz con otro, preferirías verla muerta! Si él es dichoso con otra, lo preferirías desventurado, pero a tu lado… Bonito amor, que sólo es amor de uno mismo.
¡Cómo la extrañas, sin embargo! ¡Cuánto la deseas! ¡Cómo la amas! Eros te tiene, Eros te desgarra: amas lo que no posees, lo que te falta, y es lo que se llama una pena de amor.
¡Pero hete aquí que te ama de nuevo, que te ama para siempre y que está de vuelta, contigo, para ti, tuya…! ¡Qué violencia en el reencuentro, qué avidez en los abrazos, qué salvajismo en el placer! Y después del amor, qué paz, qué reflujo, qué súbito vacío… Ya te siente menos presente, menos urgente. ¿Me amas todavía?, te pregunta. Contestas que sí, por supuesto. Y sin embargo la verdad es que ya no te hace tanta falta, y que ella te necesita menos. Ese sentimiento volverá, así está hecho el cuerpo. A fuerza de estar ahí todos los días, todas las noches, todas las tardes, todas las mañanas, terminarás, empero, por echarla a faltar cada vez menos, cada vez menos frecuentemente, después menos que otra o que la soledad. Eros se aburre: tienes lo que ya no te falta, lo que se llama una pareja."


( fragmento de "Pequeño tratado de las grandes virtudes" de André Comte-Sponville )


En la etapa final de la elaboración del documental.

Con esto, me consagro o se me va la vida.

Hay que arriesgar.

jueves, 3 de noviembre de 2011

Fútbol


Cambiás un hábito y cambia todo. Hoy vine al trabajo caminando por la vereda opuesta a la que acostumbro. Se sintió raro y llegué tarde (tengo un GPS visual y me pasé dos cuadras al no percibir de refilón el bar rojo de la esquina en la cual tengo que doblar). Lo fantástico fue que en el camino me encontré una foto tirada. Apareció de la nada, delante de mis pies. Bordes redondeados y colores gastados. Fecha: Octubre de 1981. Una foto maravillosa, un grupo de pibes en un potrero. Sus caras, sus expresiones, la pelota… un tesoro que sólo Barthes podría apreciar en su totalidad. Me la guardo solo para mí porque así lo quiso el destino. La cuestión es que me hizo pensar en mi club, el Club Atlético Amigos Unidos de Balcarce. Mi papá era director técnico, mi hermano el 9 del equipo, mi mamá miembro de la comisión y yo… bueno, hincha oficial y la chica que atendía el quiosco de la cancha y preparaba las hamburguesas y los panchos. Esta foto que acompaña el post, son “los cuervos” clase 88, en un torneo que se jugó en Necochea y en el cual salimos campeones con un gol (modestia aparte) in-cre-í-ble de mi hermano. ¡Cuántos recuerdos! El fútbol, para mi, fue (y es) mucho, demasiado. Tengo tantas anécdotas, tantos viajes, tantos partidos vistos. Subirme al colectivo de la hinchada, colgar las banderas, las cábalas de mi viejo, los insultos, las lesiones, los festejos, las fiestas de aniversario, las rifas, la tribuna… tantas cosas, tanta emoción que revive hoy, con una foto que trajo el viento. Nada es casual. Llego al trabajo, prendo la computadora y tengo una nueva solicitud de amistad: “Los Cuervos de Balcarce”. Justo el día en que me pongo a pensar en ellos. Justo cuando necesitaba recobrar las emociones perdidas.

lunes, 31 de octubre de 2011

Sueños circulares

Anoche soñé con un cronopio que espera parado en una esquina, de una calle, de un barrio, de una ciudad, de una provincia, de un país, de un continente, de un mundo, de un universo, de un infinito donde habita otro cronopio que no piensa ir al encuentro de un cronopio que espera parado en una esquina, de una calle, de un barrio, de una ciudad...

domingo, 30 de octubre de 2011

Psicodélica Alborada

Siempre supe que podía levitar.

Si querés un empujón, te invito a mi camarín.

miércoles, 26 de octubre de 2011

Una escena o un pedazo de vida

Me ponen a recitar una canción que soy yo, un tango que sangra.
"¡La frente en alto! Sos la princesa bárbara, terror de los hombres blandos como el agua", me dice con severidad.
Me levanto, me pongo el turbante (a lo Graciela Borges) y me transformo en una Antígona porteña despiadadamente vengativa enamorada del amor en carne viva.
Tengo mucho ritual pagano encima. En este cuerpo hay muchas batallas y muchas blasfemias.
Soy compañera de las bestias estranguladoras.
Me río de todo eso porque no quiero la vida eterna sino la intensidad del momento.
"Primero hay que saber sufrir" y le muestro la soga atada a la cintura, oculta debajo del vestido negro. Me enojo con la cocina, con las piernas cruzadas, con las promesas tibias.
Camino en círculos, sin dejar de recitar las frases que me complementan:
"...después amar".
Amar en un intervalo sin tiempo y solo al valiente que me entregue la totalidad del universo, ese Aleph debajo de la escalera donde están todas las emociones corriendo al unísono.
Lloro entre risas. Me libero de todo prejuicio.
Y me dice: "Otra vez apareció sin querer Circe, aún más peligrosa y terrible".
Es lógico que eso suceda.
Mi compatriota (Julio) la trajo al mundo para que pueda juntarme regularmente con ella a tomar el té y fabricar bombones de veneno para matar,
morir y volver renovada a esta vida insulsa que nos ata.
Se acorta la cadencia de las palabras.
"...después partir y al fin andar sin pensamiento".
Ya pasó todo. Una vez más. Una historia más.
Otro escenario queda vacío.

martes, 18 de octubre de 2011

Nunca ves la misma película dos veces

Balcarce. Escuela primaria. 1994. Ese viernes me gané una entrada gratis para la proyección de El Rey León en el Cine Moderno. Me junté con un grupo en la puerta de la escuela y fuimos caminando hasta el centro. Desde chica para mi el cine es lo que para un fanático católico la misa: un acto religioso en el cual un Dios se transustancia con el correr de los fotogramas. Ante el comportamiento blasfemo de mis compañeros, que hablaban en voz alta y se tiraban cosas, me fui a sentar a otro lado con mi caja de maní con chocolate (la cual debía terminar antes de que empiece la función). Y así pasó delante mío esa historia de leones (¿una versión felina de Hamlet quizás?). Me emocioné con la muerte de Mufasa, me reí con Timón y Pumba y conocí la filosofía del Hakuna Matata. Hoy todo eso volvió, en el 2011. No en forma de fichas (como Alf) sino en su par moderno: el 3D. Antes de entrar a la sala, en otra ciudad, en otra época y cargando una versión distinta de mi misma, me colgué con la conversación de una pareja joven:



ÉL: Todavía no puedo creer que no hayas visto esta película


ELLA: Y yo no puedo creer que la estemos viniendo a ver (se ríe)


ÉL: No seas mala, dale una oportunidad



Casualmente (o no) se sentaron al lado mío. Cada tanto yo lo miraba de reojo porque su cara de emoción estaba llena de esa maravillosa inocencia atemporal. Cuando llegó el esperado reencuentro de los protagonistas y empezaron a sonar los primeros acordes:



ÉL: ¡Esta canción es lo más!


ELLA: (se ríe) Decí que te quiero tanto... (lo besa y lo abraza fuerte)



... y a mí se me escapó un lagrimón por debajo de los lentes tras el impacto del amor que cobraba tridimensionalidad a sólo un codo de distancia. "Can you feel the love tonight?" seguía preguntando la canción. ¡Claro que sí, Sir Elton! Lo siento, irradia calor y da cosquillas y estoy feliz de que sea así, porque como diría una de mis mentoras contemporáneas: lo peor que te puede pasar es sentir frío en el corazón.

miércoles, 12 de octubre de 2011

C + A + R + L + A

En la vida real (fuera del escenario) me han llamado: Car, Carli, Carlu, Carlis, Carlita, Carlota, Carlucha, Carluchi, Carloncha, Carlanga, Carlos, Carlitos, Charlie, Chu, Chux, Chunita, Chunli, Churrumina, Chiqui, Chiquita, Corazón, Cosa, Cosita, Bonita, Bombóm, Bombona, Pokemona, Pokeoso, Amiga, Amor, Amoricto, Loca, Loquita, Flaca, Flaquita, Negri, Negrita, Bebé, Bebota, Gorda, Gordi, Mamita, Gringa, Gringuita, Muñe, Muñeca, Reina, Princesa, Linda, Puta, Putita, Putona, Perra, Perrita, Gata, Gatita, Neurus, Hormiga, Loli, Petri, Petriyo, Petrilo, Petrilio, Potrillo, Ño, Ñoña, Ñoñosa, Mordelona, Gregré, Gruñona, Pitufa, Bichito, Bruja, Vampira, Puerquito...


La lista sigue. A lo que quiero llegar; me tildan de estoica o pragmática cuando digo que todo, absolutamente todo es relativo. Hay que admitirlo: Las verdades tienen fecha de vencimiento. Existen las opiniones y la dificultad a veces demasiado evidente de definir y definirse. Estas nomenclaturas dan cuenta de las diferentes interpretaciones que hay sobre lo que soy. ¿Será momento de ponerme a armar el rompecabezas?

lunes, 10 de octubre de 2011

071010



// Me desahogo con la almohada. Estoy a punto de caer por el filo de la cama. Hay un silencio que gotea y una mascota que se acurruca en el sillón. Mi madre se fue a echar suerte por otros lares, mi padre duerme entre nostalgias polvorientas y mi hermano ama en un lugar lejano que me vio crecer. “I” no es más que un montón de cartas, “F” se escapó por los caminos de la vida y “M” jamás existió. La casa parece un fantasma errante y las ventanas no parecen dibujar un exterior. Oigo los pájaros que se acomodan en el techo y a mi alrededor, solo las cajas que encierran el pasado. El fantasma (parece ser) soy yo, el eje de una historia que metamorfosea el resto pero me deja como evidencia de lo que “ha sido”. De golpe, la frase de Barthes escrita en la pared me toma por la espalda y me abraza para que pueda dormir: “La vida está hecha a base de pequeñas soledades”. Ya lo creo. Hoy estoy sola, me sé sola. Soy ese punctum, esa foto borrosa, esa palabra que queda en loop a través del tiempo. Y me duele el tiempo que pasa y me mezquina un poco de paz. Me duelen los secretos que me guardo para mi, lo que no se dice y el abrazo que no llega. Me duele la nostalgia y lo que fuimos. Me duele la vida, el pecho, lo que no late, lo que se muere adentro. Me duele el egoísmo de saberme marchita, el olvido, la rutina. La tierra en los zapatos, las sábanas sin color. Me duelen las camas tibias, los perros inocentes, el pasto crecido, las tejas rotas. Me duele la media sonrisa, la conversación banal, el sin sentido. Me duelen las manos, el pelo que crece, las uñas despintadas. Me duelen mis padres y mis amores. Las casas que he visitado y las veces que lloré. Me duele ser un comodín, un oyente. Me duele la indiferencia a nuestros propios motivos, el espejo, la carne, el suelo que una vez pisaste. Es mucha angustia, mucho drama, mucho dolor. Y sin embargo, no pido morir. Todo continúa su curso carente de magia. No me salvará el amor ni la exaltación de la vida. Solo yo misma podré aceptar el vacío y finalmente existir en la libertad del abandono de todo recuerdo. //

(un año. me leo y no me reconozco)

viernes, 7 de octubre de 2011

La lluvia es un motivo visual que vuelve todo más intenso





En alguna realidad paralela, hoy salí de mi casa, como toda mañana de lluvia, pisando charcos con mis botas floreadas y observando el tránsito y el andar de lo que me rodea acrecentar la velocidad de sus movimientos (algunos creen que se mojan menos por ir más rápido). Yo caminé lento, en el mismo ritual, cruzando en las mismas esquinas, saludando a la misma plaza, mirándome en el mismo gran espejo de Canal 9. Justamente en esas calles archiconocidas, entre la cortina de agua y el filo de mi paraguas, apareció esa cara familiar y a la vez extraña. Esa imagen del amor, nebulosa, excitante. Manda a buscar a tu no buscar y estos serán los resultados, pensé. Me dió la mano y me invitó a dormir la siesta. Yo acepté y me fui, porque no hay cosa mejor que esa complicidad ancestral que no necesita de las palabras.

sábado, 1 de octubre de 2011

Stolker Mononeuronal

Y si. Te lo dedico a vos, que tal vez entres a este espacio, como hacías hace un tiempo para registrar cada uno de mis movimientos porque no te alcanzaron los ahorros dentro de la caja de lata ni la plata en el plazo fijo para comprarte una vida o al menos un poquito de dignidad (si ya sé, es algo caro en estos días pero deberías pensarlo como una inversión a futuro). Es un mini descargo, simple. No se gastan demasiadas palabras en algo tan gris, tan punto medio y tan M.R.U. (Movimiento Rectilíneo Uniforme). Tuve paciencia, que no fue para nada santa ni digna de admiración. Lo que tuve que soportar al menos sirvió para aprender que nunca más voy a estar en ese embudo de cosas negativas y denigrantes que significaba escuchar tus vacíos comentarios. "Nunca nadie te va a querer". Si, claro. Hablale a la mano, capaz que se copa y no te rompe la nariz. Y si no me quieren, que me importa! Al menos me hago cargo de lo que soy. ESTO, sólo ESTO: una mezcla caótica de impulsos, contradicciones, sentimientos extremistas... eso y mucho más en sólo 1.58 de altura. Y te lo grito en la cara y me burlo de tu intento cobarde de querer robarme o copiarme lo que soy, lo que de mi te servía, lo que tanto criticaste y usaste luego para suplir tu falta de originalidad. Soy muchas veces esclava de las palabras que no me atrevo a pronunciar, pero nunca del hecho de no haber amado, no haber sentido. Soy leal como espartano en batalla y eso es algo que nunca tu neurona solitaria llegará a comprender. Ya pasé la goma Dos Banderas sobre tu nombre. Ahora lo guardo en el subsuelo de la biblioteca de experiencias en el bibliorato de Expedientes Irrelevantes. Que te sea leve. Que te vaya bonito. Hace tiempo que dejé de odiarte. Te regalo a partir de hoy mi completa indiferencia.-

domingo, 25 de septiembre de 2011

Viva la tristeza!

Buscando chinos, bollos de calabaza fritos y cosas brillantes, me desvío unas cuadras por Teodoro García. Me acuerdo de Chacarita, de mis amigas y su mascota. Doy la vuelta (compro chipá) y eso es todo: lonas al sol, mate, conversación casual y el perro dando vueltas y enredándose con la gente que pasa. La ciudad murmura, porque los domingos habla bajo, le tiembla la voz. A mi se me cierran los ojos, me duele la cabeza y tengo la sensación de que todo da vueltas (son los resabios de una noche larga). Después de unas horas, cuando el día parece terminar como empezó, me pasa a buscar mi compañero de aventuras y nos vamos rumbo a plaza Bolivia. Como siempre, derecho por Lacroze, luego doblar en Libertador. Maravillarnos con las casas que parecen mansiones, hablar de los domingos a la tarde, del tiempo que nunca muere y del desamor latente. Su ansiedad y mis reflexiones. Su catarata de palabras y mi mirada perdida. Nos sentamos a cenar en la vereda. A nuestro alrededor, un grupo de ancianas (El Club de Amigas del Bridge de Las Cañitas) nos miran con fingida compasión. "Para muchos esto es grasa, para mi son vacaciones". Lo escucho decir eso y recuerdo por qué lo quiero y por qué estamos una vez más comiendo juntos, en la calle, como indigentes de la vida, libres de todo (de casi todo). Se queda callado y lo dejo ser. Yo sé que es así cuando lo ataca la nostalgia. Yo estuve en el mismo lugar, en la misma abstinencia... en esa emoción atragantada de extrañar a diario a quién inevitablemente se vuelve un fantasma con el correr de los días. Emprendemos la vuelta caminando erráticamente intentado esquivar el lunes que se avecina. Nos contentamos con un nuevo chiste, una nueva anécdota y con Buenos Aires, la ciudad que nos adoptó y tantas veces nos vio vagabundear. Llego al silencio de mi casa. Me acuesto con las manos siempre frías, la cabeza fresca y el espíritu en tibia paz (sólo porque es domingo). No me invade la soledad. No. ¿Por qué? Porque solía sentirme sola hasta que me hice amiga de mis demonios.




miércoles, 24 de agosto de 2011

domingo, 7 de agosto de 2011

La lluvia de noviembre y yo

Dicen que nada dura para siempre. Es algo que dicen y cada tanto tomo como estandarte de mis propias ideas. Pero el mundo es demasiado relativo como para ponerse a batallar entre verdades e incertezas. Intuyo que hay algo que escapa a esa premisa. Al menos, por ahora. No puedo saber si permanecerá “por siempre”, pero creo que tiene potencial longevo y sobrevivirá mientras algo de mi sobreviva. Es una historia de amor. Y empezó cuando tenía once años.

Estábamos con mi familia de visita en la casa de una de mis tías. Pregunté por mi primo y me dijeron que estaba en su habitación. Me dirigí al pasillo y subí el primer tramo de la escalera hasta llegar al descanso. Recuerdo todos los detalles: el otoño, el piso de parqué, los escalones que rechinaban. La luz del sol entibiaba el vidrio de la ventana en la que me apoyé súbitamente al escuchar la música que empezó a sonar en la habitación. Era como escuchar la lluvia. Algo mágico, hipnótico. Me senté en uno de los escalones y me quedé ahí, procesando la letra, la música y lo que me pasaba. Quieta y en silencio como quien está en presencia de lo inexplicable. De repente, un solo de guitarra y se me anudó la garganta (por un momento creo que me escapé de mi cuerpo). Y ahí lo supe: me había enamorado de esa conjunción de música y palabras.

Cuando salí del trance, le pude preguntar a mi primo qué era eso. Por suerte mis padres son jóvenes y se casaron siendo rockeros de pelos con permanente en aquellos gloriosos ochenta. Me bastó con buscar entre las cajas de cassettes que había amontonadas en el living de mi casa para encontrar lo que quería. Auriculares, cuaderno y lápiz y una larga sucesión de Rew y Pause me llevaron a dar con el significado de la letra. Durante mi infancia no hubo vacaciones pomposas ni programas de Cris Morena pero tuve siempre el carnet de la biblioteca al día, una bici que me lleve a todos lados y clases de inglés dos veces por semana. Mi papá decía que un día me iban a servir de algo. Y no se equivocó.

Me llevó sus años transitar y comprender el alcance de esa canción. Ella me dice claramente que “nothin' lasts forever and we both know hearts can change”. Pero yo la sigo queriendo. Aún la sigo procesando, sintiendo. Tuvimos nuestros momentos difíciles (sobre todo cuando le gustaba golpearme con estrofas demasiado acordes a la ocasión) pero “never mind the darkness we still can find a way”. Y cada vez que llega el solo de guitarra, me emociono, se me caen algunas lágrimas y me dejo llevar.

Así me pasa hoy: un invierno, a los veinticinco años y con fantasmas de amores y soledades que duermen cerca mío mientras ella sigue repitiendo “you're not the only one”.

miércoles, 29 de junio de 2011

Necesitaba decirlo

La vida es loca. Parece simple y por momentos te da un cachetazo que te hace tambalear el paradigma de turno. Es harto conocido eso de que a veces, para crear algo maravilloso, es necesario transitar la agonía que conlleva la destrucción de ideologías, conceptos, relaciones, objetos... La destrucción de todo! Ese grito ahogado, que late y respira en el mismísimo spot de nuestras emociones y que un día, sin pedir permiso, sale, ve la luz, siente el aire viciado y atraviesa la rutina dejando a su paso los restos de lo que "alguna vez fue". La ira y la angustia contenida tienen fuerza tsunami. Tengo la suerte de ser como un X-men capaz de transformar ese cúmulo de energía en algo que pueda ser útil a mi alma. Transmutar, cambiar de piel, de sentidos. Este momento de esa vida loca ya no es el ojo de la tormenta, es la calma posterior. El viento transita tranquilo y sin mayores impedimentos. Se desdibujan las ruinas, se archivan algunos recuerdos para el museo de las sensaciones y el pasto vuelve a crecer verde a través de los escombros. Y en el horizonte, veo acercarse hacia mi una silueta que ya no es sombra. Es una nueva página, un espíritu rebelde. Una invitación, libre de pasado.

miércoles, 8 de junio de 2011

Loca


"If being crazy means living life as if it matters, then I don't mind being completely insane"


Hay quienes te quieren a pesar de tu locura.

Pero también hay quienes te quieren por tu locura.

martes, 10 de mayo de 2011

Felicidad magenta



tan libre. tan freak. tan especial

lunes, 9 de mayo de 2011

jueves, 5 de mayo de 2011

lunes, 2 de mayo de 2011

Al viento

Se desnudó la terraza
y desnudó al viento
al viento, adormecerme.
Sujetarte fuerte para volar
para ser esa mezcla de brazos
y pieles.
El mundo es demasiado chico
para tanto arte
y entre arte y arte
mirarte, por momentos.
Me da frío la lluvia
me cubro bajo tu pecho abierto.
Me lastimo las rodillas
por intentar saltar de golpe.
Te abrazo y abrazo tu espíritu libre.
La complicidad callada,
lo que sucede (en mi mente)
ya no es un secreto.
Pienso en esa maraña
enredada
de pelos y caricias.
Pienso como existir
tras la magia de una noche
al viento.

jueves, 14 de abril de 2011

Calígula no estaba tan loco

"¿Y qué me importa una mano firme, de que me sirve este asombroso poder si no puedo cambiar el orden de las cosas, si no puedo hacer que el sol se ponga por el este, que el sufrimiento decrezca y que los que nacen no mueran? Es indiferente dormir o permanecer despierto si no tengo influencia sobre el orden de este mundo. [...] También tú me crees loco. Y sin embargo, ¿qué es un dios para que yo desee igualarme a él? Lo que deseo hoy con todas mis fuerzas está por encima de los dioses. Tomo a mi cargo un reino donde lo imposible es rey".

("Calígula" / Albert Camus)


Me desperté pensando en Calígula, quizás porque después de esperar tanto tiempo, lo imposible se convirtió en posible y la sensación en incomparable. Ahora lo entiendo más que nunca.


domingo, 10 de abril de 2011

Espero

Tengo en el medio de la frente una incomodidad tatuada. Un corazón que late y supura fantasías. Una pena arraigada, atada con venas y nostalgias. Tengo de todo un poco. Hambre de cosas buenas, de un paraíso real. Quiero enredos y canciones nuevas. Quiero ser caótica por siempre. Quiero saltar hasta cansarme. Quiero todo eso que significa amar. Tengo coraje para salir airosa por la mañana caminando sin rumbo fijo. Tengo la intención, la paciencia justa, las metas borrosas. Tengo esa sensación, esa imagen de la espera. Por eso, espero. Espero tener. Tener lo que quiero.

miércoles, 6 de abril de 2011

..."y un día Nico se fue"

"¿Qué es el pasado? Eso, a ver, ¿qué es el pasado? Todos tenemos un pasado y nadie sabe muy bien qué hacer con él: no se diluye, no se decolora, no se desinfecta, no se achica. Se niega a acomodarse tranquilo en un rincón. Se niega a irse. Se niega a simplificarse, a hacerse un paquete que pueda atarse y guardarse. ¿Por qué carajo mi pasado es tan presente? ¿Por qué? ¿Por qué no puedo dejar de recordar cómo sonreía? Estaba un día ahí, parado al lado del placard, buscando una camisa, creo, y se dio vuelta y sonrió. Si pudiera olvidar esa sonrisa, esa imagen, volvería a creer en mi futuro. Pero no puedo. Todo es memoria. Todo. Y encima, una memoria que me hace más adulto, lo único que nunca quise ser. Una memoria que no me deja confiar, que no me deja reír, que me hace, simplemente, un buen burgués. Una memoria de Nico que por su propia contundencia lleva el futuro a un formulario básico, elemental, un trámite menor, una planilla que no sé si tengo ganas de llenar. El pasado es tan real y en comparación el futuro se presenta como una simple posibilidad en miles. Si, claro, eso te puede hacer libre. Pero yo no quería libertad. Yo quería a Nico. Y todavía lo quiero. Sólo eso. ¿En serio te parece que pido demasiado? Sólo verlo otra vez al lado del placard, buscar una camisa, darse vuelta, sonreír." [ fragmento de "...y un día Nico se fue" de Osvaldo Bazán // sinceridad en estado puro ]

domingo, 27 de marzo de 2011

Intro

Ha llegado a ese lugar para intentar encontrar algo mágico, aún sabiendo que la magia no debe buscarse porque solo llega en momentos inesperados. Allí radica precisamente su significado, su importancia. Sola, sentada en la terraza, bosteza y menea su cabeza rítmicamente. Está amaneciendo. Es inútil seguir esperando lo imposible, pero al menos el cielo se ve de maravilla y la ciudad no se percata de eso. La ciudad duerme y se acerca a la muerte, porque en una noche de desesperación, comienza una historia y termina una vida.- .

viernes, 25 de febrero de 2011

Madame Bovary


Miro por la ventana, porque en los pueblos, las ventanas equivalen al escenario de un teatro o a la pantalla de un cine. Me quedo parada un largo rato delante de ese límite de vidrio que separa dos mundos intermitentes. Detrás mío, los conocidos que murmuran y viven sus experiencias, no se percatan de mi ausencia emocional. Proyecto la mirada al infinito, a ese horizonte que imagino detrás de las casas, los árboles, los vecinos, los perros y una infinidad de formas en movimiento. Suenan télefonos, vuelan comentarios y se retuercen por todos lados muchas ideas sin sentido. Pierdo el conocimiento de mi propia voz, arrugo con los dedos apretados una punta de mi remera. Me muerdo los labios para degustar tanta rabia contenida. Pienso en las certezas de antaño y en lo que la nostalgia me dejó tras una noche de sueños hirientes.
Me acuerdo de Emma Bovary, postrada y muerta en vida esperando a León, ese amor imaginario, sin besos, sin futuros posibles, sin nada más que el leve recuerdo de su presencia en aquella sala.
Queda el eco de sus pensamientos girando en mi cabeza, en un loop que con el paso del tiempo, se irá borrando. Como el propio León. Como todo recuerdo. Como toda existencia.

"El amor, poco a poco, se fue apagando por la ausencia, la pena se ahogó por la costumbre y aquel brillo de incendio que teñía de púrpura su cielo pálido fue llenándose de sombra y se borró gradualmente".
(Madame Bovary. Gustave Flaubert)

domingo, 20 de febrero de 2011

Domingo a puro Ben Harper


The word suicide is irresponsible
Still you offered to buy me a gun
What's so hard about sympathy
Love is a lonely room

When out on the edge
There's just two directions
And somebody has to lose
I should know better than to use words
Like never and hate
Love is a lonely room

This is no way to live
And this is no way to die
Who in the hell's life is this I'm living anyway
Love is a lonely room
Love is a lonely room

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