El 9 de junio de 2011 después de escuchar la canción de los Stones, esto pasó por mi cabeza y lo escribí:
"Para todo hay un momento, un momento justo. Se sabe, se siente, es puro instinto... es ese y no otro. Son esas pequeñas epifanías de las que hablaba Borges. Hoy tuve una. No es fácil, hay que saber buscarlas, estar atenta. Y si el momento pasa, pasó y muere, ahi queda. El pasado no existe. Todo puede cambiar de sentido en un momento, con una sola imagen, una sola frase. Y entre el caos de incertezas que sacuden mi cabeza, algo sé, me conozco. Digo "adiós y buena suerte" y ahi quedó todo. Me voy sin nada a cuestas y sin mirar ni una sola vez hacia atrás."
Hoy, 9 de diciembre de 2011, puedo decir que esa profecía se cumplió.
Por algo la habré catalogado como epifanía.
Algo se quiebra adentro cuando esas cosas suceden.
¿Cómo estoy?
Nunca me había sentido tan fantásticamente inestable en toda mi vida.
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