Agua y soy feliz. Lluvia y soy feliz. Si existen las vidas pasadas, en alguna fui pez (e hice burbujas de amor por dondequiera). Una vez, en el polideportivo de Balcarce (creo que tenía catorce años) estaba esperando el bondi debajo del alero. Llovía mucho. Había terminado de jugar al fútbol y estaba muerta de calor. Recuerdo que me saqué la remera y salí a correr bajo la lluvia. En corpiño y short de fútbol. Libre. Sin rumbo. Recuerdo los truenos, los charcos, las sierras cubiertas por nubes, los árboles que se movían, la gente que me miraba desde la galería. Me gané el título de desequilibrada. A mis viejos no les importó. Al resto de mi familia, tampoco. ¿A mi? Mucho menos. Pienso salir por Buenos Aires, a correr así una vez más. Seguramente me metan presa por exhibicionismo. Mientras tanto, practico bajo la ducha del baño. Con el short de fútbol y el corpiño puestos.
2 comentarios:
un modo bastante digno de ganarte el titulo, créeme lo digo por experiencia! jajaja
a mi tb el agua me calma, quiza tenga q ver con el desequilibrio tb =)
somos dos desequilibradas espectaculares Maga!
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