lunes, 13 de febrero de 2012

El amor me emociona tanto como me asusta

… y aunque me asuste, ahí estarán las frases de amor invadiendo y atravesando el día. No es cuestión de acobardarse ni de llamar a la nostalgia. No será un día más solamente porque no les permito a los días pasar sin dejar algún tipo de enseñanza, aventura o emoción. Me tienta agarrar esa carta. LA carta. La mejor carta de amor que leí y que es una gran batalla ganada al tiempo. No me conviene molestar a los secretos. Mejor la dejo ahí, entre las páginas de un libro que le sirve de escudo. Pero es inevitable la mezcla de imágenes y de lugares. Las canciones que ya no están… y sé que volveré a perderme y lo encontraré de nuevo pero con otro rostro y otro nombre diferente y otro cuerpo... el amor adolescente o palpitar el encuentro de dos inocencias llenas de colores. Y todo se va y se transforma y vuelve y corro hacia otros brazos aferrada a un papel que afirma que andábamos sin buscarnos pero sabiendo que andábamos para encontrarnos y otra vez se va…y transcurren los años sin amor y la memoria (que no tiene caminos de regreso) se pierde de nuevo entre las primeras canciones mientras se borran las luces, las letras del papel, los abrazos… y permanece solo un deseo que canta: ven, te daré todos mis sueños… vivo de ilusiones y así no se vivir...

domingo, 5 de febrero de 2012

Mi propia Melancholia


Al pequeño Lars le gustaba sentarse a observar detenidamente la formación de las tormentas.
No es una actividad fácil, requiere mucha concentración.
De la observación atenta y con voluntad de ciencia, se desprenden una serie de factores/situaciones:

- Las nubes giran en sentidos contrapuestos
- Se intensifica el olor del pasto
- Los perros bostezan con mayor frecuencia
- Las ciudades tienden al silencio
- Las hormigas caminan a mayor velocidad
- Las personas suspiran a intervalos muy cortos de tiempo.

Se podría decir que se percibe un incremento general de la melancolía, escribió Lars en su cuaderno de tapa verde.
Esta es una melancolía de la cual queda exento aquel que ve en la formación de las tormentas el preámbulo de un pequeño apocalipsis.
Nada se sabe (a ciencia cierta) sobre el origen del mundo.
Del principio de la vida, pasando por el sentido de la vida hasta lo que hay después de la vida, lo único que podemos sacar son algunas conjeturas para sobrellevar nuestra ignorancia innata.
Lars, como la mayoría de los genios, locos y buscadores de misterios, se entretiene fantaseando con el final de todo.
Como todo egomaníaco, no quiere dejar el mundo, quiere irse con el mundo mismo a cuestas. Entonces va de la observación a las notas, de las notas a las imágenes y de ahí, al arte.
Y ahí decide guardar una fantasía, un deseo, un final.
Después de todo, los finales, tienen esa capacidad increíble de permanecer en la memoria.

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