The wall fue el primer disco que se robó mi atención.
De principio a fin, me obsesionaba.
Lo compré cuando tenía trece y no dejé de escucharlo durante un año completo.
Puedo decir, que forma parte de la materia sentimental que marcó mi adolescente adolescencia.
Hoy volví a ver la película. La secuencia de Nobody home no deja de emocionarme.
Cuando escuché la frase "I´ve got a little black book with my poems in" tuve que traer mi viejo cuaderno negro y leerme:
Muchas personas hablan a través de mi voz y las reconozco de tanto en tanto al escuchar el eco de mis palabras. Me resultan ajenas muchas frases. Puedo percibir los rastros de los otros en la cadencia de la mayoría de mis oraciones. Por un momento, llego a pensar que hasta los sentimientos (que se despiertan ante determinadas situaciones) no me pertenecen sino que son la sombra de algo enseñado, la huella de algo vivido por el mundo o una pequeña rama de mi árbol genealógico. Mientras tanto, sigo viviendo como si nada pasara. Dejo que hablen a través de mi voz y me construyan a mi misma a partir de diminutos fragmentos de varias influencias.
Espero.
Sigo esperando.
Un día tomaré la decisión de callar cada una de esas voces.
Ahí, seré libre frente al regocijo de la nada.-
(después de muchos años, creo que aún sigo esperando)
No hay comentarios:
Publicar un comentario