viernes, 10 de agosto de 2012
Un viernes
Me pesan los párpados
no me puedo levantar
Y pienso ¿para qué?
No hay café.
La ducha está destemplada
y soñé con las caras vacías
que más tarde voy a ver.
Camino sin levantar la mirada,
el ceño fruncido
la espalda helada.
Muchas personas pasan cerca mío,
nunca las llegaré a conocer.
Tanta gente desconocida
para ignorar, para evitar.
Los animales de la rutina
siguen y no paran.
Imagino que se corta el hilo,
la zanahoria cae...
y se quedan mirando sus pies.
¿Dónde están los villanos,
esos que escupen las palabras que matan
y los humores que enferman?
Tengo sed.
La depresión se convierte en sueño.
Bostezo y pienso...
"Ojalá no sea la única que camina con el alma perdida".
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