martes, 17 de enero de 2012

Cierro la puerta y dejo de existir

Comienzo a sentir el aire que se anuda entre las cuerdas vocales.
La humedad en los párpados viene después.
Un golpe. Súbitamente, la risa espasmódica.
Me siento desaparecer, convirtiéndome en recuerdo.
Casi muerta. Casi invisible.
Desaparece el tiempo y todo se junta:
todas las luces, todos los vestidos, todas las casas…
Esas risas mudas que lastiman el silencio.
Y me envuelve eso que llaman "espíritu", porque el cuerpo no responde.
La mirada no sale de los azulejos, así… perdida.
Siento el miedo y el frío del abrazo ausente.
Me aterra romper los últimos y sutiles entramados que me unen a eso que luce real.
Lloro un poco, lo suficiente para alejar las sospechas de una eterna incertidumbre.

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