La playa queda desolada nuevamente. El mar está enfurecido. Varias olas pasan y golpean fuerte contra la orilla. En medio de ellas, comienza a asomarse algo. Caminando erguida y lentamente desde la rompiente del mar se asoma VICTORIA. Completamente mojada, con la ropa deteriorada, con sus cabellos largos húmedos contra el cuerpo. Sus ojos claros brillan más que nunca.
Finalmente sale del mar y se acerca hacia el lugar dónde EDGAR había enterrado algo. Se arrodilla y lentamente comienza a cavar con sus manos. De allí, saca una lujosa caja de madera. La abre con cuidado. VICTORIA queda arrodillada frente a una caja repleta de los papeles que ella escribía y pegaba en la heladera. Sobre ellos, hay uno con diferente letra. Lo toma y lee lo siguiente: “Nunca te amé tanto como el día en que te perdí”. VICTORIA queda perpleja observando el mar. Algunos de los otros papeles se vuelan con el viento.
PD: que suerte que escribir sigue siendo gratis. Algún día guardaré todos estos guiones en una caja de madera y quizás el mar se los lleve hacia un lugar dónde sean necesarios.
2 comentarios:
tan pero tan poético que me gustaría enmarcarlo
al final del camino yo creo q igualmente vale la pena haber acumulado cajitas =D
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